Puede que hayas salido esta semana santa en alguna procesión de
costalero o de nazareno y que tu espalda ahora se resienta. Pero también
sabemos que no es necesario que tengas
que someterte a estos esfuerzos para que aparezcan las famosas y detestables
contracturas que persisten y son difíciles de que desaparezcan.
No obstante, con el poco tiempo que nos queda después del trabajo y las
tareas cotidianas, nos parece trivial pararnos a intentar solucionar ese
molesto dolor que suele situarse a lo largo de la columna vertebral pero que
puede aparecer en cualquier otro músculo
de tu cuerpo.
En primer lugar, ¿Qué es una contractura?
En pocas palabras podríamos decir que se trata de un nudo en el músculo
que evita que la sangre fluya con normalidad por las células musculares. De
esta forma, las terminaciones nerviosas envían mensajes al cerebro para que
provoque ese dolor incesante.
En segundo lugar, ¿Qué soluciones tenemos para eliminarlas?
Puedes relajarte con un baño balsámico de calor. Llena la bañera de
agua caliente y vierte unos 250 gramos de sales aromáticas, 5 gotas de aceite
esencial, algunas ramitas de lavanda y otras de romero. Una media hora te ayudará a eliminar el
estrés acumulado y relajará posiblemente ese nudo incandescente.
Un masaje realizado por un profesional también te ayudará a hacer
desaparecer las contracturas. El aumento del flujo sanguíneo que provocará el
masaje relajará el músculo de forma pronta y como consecuencia el dolor.
Como consejo también cabe decir que el ejercicio constante y de
forma prolongada evitará probablemente la aparición de estas contracturas en un futuro.