En ocasiones la época estival puede ser más convulsa de lo que esperabas. No dejes que ocurra.
El estrés es algo que nos puede afectar a todos en algún
momento del año. Una patología que sufren en su mayoría personas adultas y
sobre todo en ámbitos de trabajo pero en ocasiones no hace falta estar en la
oficina para sentirnos al límite.
Las vacaciones de verano deberían caracterizarse por ser una
época relajada y de disfrute. Sin embargo muchos padres se encuentran con sus
hijos en casa y teniendo que atender al trabajo. Por eso, pueden llegar a
sentirse más exigidos por parte de la familia, lo que aumenta la tensión en
comparación con los periodos de invierno.
Por otro lado, al creer que tenemos más tiempo libre nos
pasamos más rato del deseado con tablets o móviles, lo que al final podría
estar incrementando nuestra tensión mental ya que el abuso de estos
dispositivos puede no ser positivo.
Desde nuestra clínica recomendamos marcar unos horarios,
dedicar un tiempo para cada cosa al día. Si no tienes que ir al trabajo
aprovecha para realizar actividades al aire libre, viajes, escapadas en familia
o deportes poco habituales, que no suelas practicar en tu día a día.
Si planeas un viaje recuerda que su finalidad es disfrutar
de lo que visites y de las actividades que realices, en muchas ocasiones nos centramos
demasiado en organizar todo lo relacionado con nuestra salida y al final nos
sentimos más tensos y agobiados que si nos hubiésemos quedado en casa.
Para terminar, recuerda la alimentación. No descuides lo que
comas sólo porque sea verano ya que a veces los que comas va a influir en tu
estado de ánimo o en como te encuentres. El cuerpo puede sentirse mucho peor
tras las comilonas.
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